La economía española y la actualidad

 Se podría decir que la historia española esta ligada a la propia economía del país desde el comienzo de los tiempos; con el paso de los años, el ser humano ha ido desarrollando actitudes fundamentales dentro de la economía, comenzando por hábitos como lo pueden ser el trueque (neolítico), que consistía en el intercambio de bienes o servicios de valor equivalente (subjetivo) sin mediar la intervención del dinero como representante de valor en la transacción (según el DLE).

Según Adam Smith el trueque surge de la existencia de un excedente (exceso de bienes) y de la necesidad de un bien que no produce uno mismo (división de trabajo).

Posteriormente, aparecieron el oro y la plata (metales preciosos), que comenzaron a usarse como "dinero" por su valor mundialmente aceptado, siendo el oro el que va a marcar una época importante no solo en la historia de España sino de todo el mundo (patrón oro) en el año 1896.

Previo a eso, el desarrollo industrial comenzaba a ser un hecho relevante para la evolución de la humanidad y de la economía del país (I Revolución Industrial, 1760 - 1840, o la II Revolución Industrial, 1870 - 1914), y con estos sucesos se aprecia que conforme iba progresando el tiempo, la actividad económica no ha parado de crecer.

Sin embargo, ese crecimiento que experimentó España no fue constante, sino que ha cesado varias veces; uno de los sucesos más conocidos mundialmente es la Gran depresión de los años 30 (que no únicamente afecto a España, sino al resto de países del mundo por la caída de la bolsa neoyorquina de la cual dependían todas las economías).

Cabe destacar que, a pesar del paso de los años, la situación de España actualmente no difiere en grandes magnitudes de su pasado.

La economía española en el siglo XXI se ve sumergida en una nueva crisis tras la recientemente experimentada en 2008, conocida como la Gran Recesión (los factores desencadenantes fueron: la explosión de la burbuja inmobiliaria, el déficit presupuestario, la gran tasa de inflación o la bancarrota, entre otros).

La actual recesión que se está experimentando se ve impulsada principalmente por lo tiempos de pandemia debido a la Covid - 19, una enfermedad de alcance mundial que no únicamente ha afectado a la vida de los ciudadanos sino que, asimismo, ha perjudicado y asestado duros golpes a la actividad económica de este país.

Todo este problema tuvo comienzo en marzo de 2020, donde el Gobierno declaró el Estado de alarma, lo que conllevó a la aplicación de medidas como: la limitación de movimientos de población, la restricción a la actividad o el cierre de muchos establecimientos y empresas debido a la rápida propagación del virus (como por ejemplo, las escuelas, institutos o universidades).

Aunque uno de los efectos más positivos que ha desencadenado la pandemia ha sido el impulso de las tecnologías, pues muchas actividades que se realizaban de forma presencial, con el confinamiento comenzaron a llevarse a cabo de manera online y telemática, como el teletrabajo, algunos de los efectos más negativos han sido: la  crisis de salud pública, el incremento de la tasa de paro y la ralentización de la economía, lo que supone que hay una disminución transitoria del crecimiento del PIB, estancándose y menguando el crecimiento económico, y experimentando periodos de recesión (como, por ejemplo, el de la Gran Depresión de los años 30 mencionado previamente). 

Ante ello, el Gobierno que está al frente en el Estado español (en este caso, el Partido Socialista Obrero Español, cuyo presidente es Pedro Sánchez) ha impulsado políticas económicas para paliar este desencadenante del virus y reactivar la actividad económica (plan de recuperación), como lo son:

    1. La fomentación de la inversión para lograr un crecimiento en el corto plazo
    2. Ayudas a empresas y autónomos (como el diferimiento de impuestos) para proveer liquidez y evitar el crac de las empresas, intentado que se mantengan a flote
    3. Políticas fiscales expansivas

Sin embargo, la aplicación de medidas como las mencionadas anteriormente no garantizan el éxito y auge económico, puesto que la situación es plena incertidumbre, pues existe la posibilidad de que la pandemia se prolongue más tiempo, que la situación económica empeore y que se produzca un repliegue en el comercio internacional, retrocediendo de nuevo.

Si se hace uso de una mirada retrospectiva de las crisis y recesiones que ha sufrido España en años anteriores, estaríamos en lo cierto diciendo que los pronósticos podrían empeorar aún más y exista la necesidad de formular y aplicar medidas adicionales en un intento de salvaguardar la economía.


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