¿Cómo ha sido la evolución de Japón en 100 años?
La economía de Japón es la
tercera mayor a nivel mundial, tras los Estados Unidos y China. La cooperación
entre el gobierno y las industrias, la costumbre japonesa del trabajo duro y el
dominio de la tecnología han llevado a Japón al éxito económico del que
disfruta hoy en menos de medio siglo.
Para poder entender cómo se
encuentra actualmente debemos realizar un recorrido en el tiempo en nuestro
caso desde hace 100 años aprox.
Antes de la Segunda Guerra
Mundial, Japón construyo un extenso imperio que incluís Taiwán, Corea,
Manchuria y partes del norte de China. Los japoneses consideraban esta esfera
de influencia como una necesidad política y económica, impidiendo que los Estados
extranjeros estrangularan a Japón bloqueando su acceso a las materias primas.
La gran fuerza militar de Japón era considerada esencial para la defensa del
imperio.
El rápido crecimiento y el
cambio estructural caracterizaron los dos períodos de desarrollo económico de
Japón desde 1868.
A lo largo de la Guerra del
Pacífico, las economías de Japón y sus territorios ocupados sufrieron
severamente. La inflación era desenfrenada. Las industrias locales no podían
producir a niveles suficientes altos para evitar graves deficiencias. Al final
de la guerra, lo que quedaba del imperio japonés estaba destrozado por la
escasez, la inflación y la devaluación de la moneda. La destrucción causada por
la guerra llevó finalmente a la economía japonesa a un punto muerto virtual.
La ocupación de los Estados
Unidos de Japón dio lugar a la reconstrucción de la nación y a la creación de
una nación democrática. La economía se benefició del comercio exterior porque
pudo expandir las exportaciones lo suficientemente rápido como para pagar las
importaciones de equipo y tecnología sin endeudarse, como hicieron varios
países en desarrollo en los años ochenta.
Los primeros años de la posguerra
se dedicaron a reconstruir la capacidad industrial perdida: se hicieron
importantes inversiones de energía eléctrica, carbón, acero y productos
químicos. El sistema educativo de posguerra de Japón contribuyó fuertemente al
proceso de modernización. La tasa de alfabetización más alta del mundo y los
altos niveles de educación fueron las principales razones del éxito de Japón en
lograr una economía tecnológicamente avanzada.
Japón enfrentó un desafió
económico severo a mediados de los años sesenta. La crisis petrolera de 1973
sacudió una economía que se había convertido en dependiente del petróleo
importado.
En las décadas posteriores a la
Segunda Guerra Mundial, Japón construyó un proceso de revalorización de activos
financieros e inmobiliarios ocurrido en 1986, y que finalizó en 1991. Se
considera una de las mayores burbujas especulativas de la historia económica
moderna.
Entre principios de 1988 y
agosto de 1990 el Banco Central de Japón, ante el riesgo inflacionista de la
economía y la depreciación del yen frente al dólar decidió aumentar el tipo de
interés bancario. Los precios de las acciones sufrieron un fuerte descenso y
los precios de los bienes inmuebles cayeron. Dado que las acciones tenían como
garantía los bienes inmuebles, el sistema financiero entró en una grave crisis.
Por último, habría que destacar
la deflación que comenzó a principios de la década de 1990. Provocada por la
burbuja especulativa. A mediados de la
década de los noventa, las empresas se dieron cuenta de que sus capacidades de
producción y de efectivos eran demasiado grandes y sus deudas demasiado
importantes. Así, dejaron de invertir y los precios y los salarios empezaron a
disminuir.
Pese a ello, causó dramas y
quiebras, aunque la política monetaria del Banco de Japón, con tipos de interés
en torno a cero, evitó lo peor.
De todas maneras, la deflación
favoreció a los más ricos y a los jubilados, cuyos ingresos fijos les permitían
ganar poder adquisitivo a medida que bajaban los precios. En cambio, para
muchos asalariados la deflación fue sinónimo de precariedad y de inseguridad
financiera.
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