La caza, motor económico de la España rural


 Se puede observar que en los medios de comunicación y en las noticias, el valor económico de las actividades que practican los cazadores, suponen gran parte de la economía española; además, este deporte, conocido también como actividad cinegética, es un elemento esencial en la vida rural y supone un importante recurso económico.

Con el paso del tiempo, lo que hace unos cien años en la España antigua era una forma de vida para muchas familias, hoy se ha convertido en una actividad muy practicada por la población nacional. Tanto es así, que a muchos individuos les cuesta entender como el valor económico de los animales cinegéticos en comparación con animales destinados a la ganadería, es mucho mayor a día de hoy.

Evidentemente, la defensa de la caza no puede argumentarse solo por su valor cultural, por ello, algunos medios han intentado hacer ver a los ciudadanos que la caza sí es una actividad agradecida que contribuye a la economía, apoyándose en factores como lo pueden ser:
  1. Los ingresos que genera a la economía española
  2. La mejor conservación de los hábitats, pues la caza tiene una gran aportación en el cuidado del medio natural
  3. La cantidad de familias a las que da de comer (funciona como una fuente de ingresos particular)
  4. El impacto positivo que tiene sobre la sanidad animal
  5. La reducción de siniestros agrícolas
  6. O la contribución a la generación de riqueza y puestos de trabajo en España
Con ello, se demuestra que la caza no es únicamente una actividad tradicional cuyo objetivo es cazar animales como premios u organizar monterías por pura diversión, sino que es una actividad requerida en el país que no solo aporta mejoras en el funcionamiento, sino que colabora con el crecimiento de la nación (representa el 0,3% del PIB anual de España).


A pesar de ser practicada por mucha menos gente que otros deportes convencionales, como el fútbol o el baloncesto, la caza mueve mucho dinero y genera beneficios en la industria textil o armamentística, donde compran y adquieren bienes los cazadores para practicarla.

Por otro lado, éstos pueden prever la propagación de enfermedades entre los seres vivos, y asimismo, son una pieza clave para la conservación de los montes, sierras y dehesas españolas, ayudando de esta forma a promover un buen turismo para todas aquellas personas que quieran disfrutar de la fauna y hostelería rural en España. 

Por último, este deporte da de comer a personas que se dedican a la venta de carne de caza (tan característica por su buena calidad y gran cantidad de nutrientes esenciales que aporta que no encontramos en las carnes de otros animales), e incluso a aquellas personas que trabajan en la rama de taxidermia de los animales. Además, los huesos de los animales cazados se usan para crear prótesis y elementos médicos.

En conclusión, la caza trae consigo beneficios sociales y económicos a nuestra sociedad, y aunque se llega a comprender la oposición a esta actividad por razones éticas, se estima que los cazadores realmente aman a los animales y que la caza debe ser necesaria en España; es un estilo de vida, una fuente de ingresos y parte de la historia de nuestro país.
En definitiva, esta tradición debería perdurar en el tiempo.



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